La guarda y custodia compartida es un modelo cada vez más solicitado en los casos de separación o divorcio en España. Este sistema permite que ambos progenitores compartan, de manera equitativa, el tiempo y las responsabilidades de cuidado y educación de sus hijos. Sin embargo, no es de extrañar que en ocasiones surja la pregunta: ¿es esta la mejor opción para los hijos? 

En este artículo, exploraremos qué implica la custodia compartida, los requisitos legales y los beneficios y posibles inconvenientes de esta opción, todo ello teniendo en cuenta lo más importante: el bienestar de los menores.

¿Qué es la guarda y custodia compartida?

La guarda y custodia compartida significa que ambos progenitores, tras una separación o divorcio, tienen el derecho y el deber de cuidar a sus hijos por igual. Esto no se refiere solo al tiempo que pasan con ellos, sino también a las decisiones importantes relacionadas con su educación, salud y bienestar general. La custodia compartida implica que los niños pasan un tiempo similar con cada uno de sus padres, dividiendo su vida diaria entre los dos hogares.

Este tipo de custodia está regulada en el Código Civil, concretamente en los artículos 92 y siguientes. El juez, a solicitud de los padres o en interés del menor, puede otorgar este tipo de custodia siempre que se considere la opción más beneficiosa para los hijos.

¿Cuáles son los requisitos para la custodia compartida?

Para que se otorgue la guarda y custodia compartida, se deben cumplir ciertos requisitos y condiciones que garanticen que esta opción es favorable para el menor. Algunos de los criterios más importantes son:

  1. Relación entre los padres

    Es fundamental que ambos progenitores mantengan una relación de cooperación y respeto. La custodia compartida requiere coordinación en las decisiones y en la vida cotidiana de los hijos, por lo que la comunicación entre los padres debe ser adecuada.

  2. Proximidad de los domicilios

    La cercanía entre los domicilios de los padres facilita la adaptación de los menores a este régimen y asegura que no se vean afectados negativamente por largos desplazamientos.

  3. Estabilidad emocional de los padres

     El juez valorará la capacidad emocional de ambos progenitores para asumir las responsabilidades que conlleva la custodia compartida, evitando que la situación genere tensiones o conflictos que puedan afectar a los hijos.

  4. Interés superior del menor

     El interés superior del menor siempre será el criterio más importante. El juez debe asegurarse de que la custodia compartida es la opción que mejor garantiza el bienestar físico, psicológico y emocional del menor.

  5. Edad del menor

     Aunque no es un factor determinante, la edad del menor también puede influir en la decisión. En niños muy pequeños, puede optarse por otros modelos si se considera más adecuado para su desarrollo. Por ejemplo, en los menores lactantes es posible que se opte de forma puntual por la guarda y custodia monoparental a favor de la madre, debido a la dependencia del bebé a la lactancia materna. Aunque el padre mantendría su derecho de visitas, la custodia principal recaería en la madre hasta que el niño sea mayor y pueda ajustarse mejor a una custodia compartida.

Beneficios de la guarda y custodia compartida

La custodia compartida presenta una serie de beneficios que la convierten en una opción atractiva para muchas familias, siempre que las circunstancias lo permitan:

  • Equilibrio en la crianza

     Ambos progenitores tienen la oportunidad de participar activamente en la vida diaria de sus hijos, lo que puede fortalecer el vínculo con ambos.

  • Estabilidad emocional para los hijos

    Los niños no sienten que pierden la relación con uno de sus padres, lo que les proporciona una mayor sensación de seguridad y estabilidad.

  • Fomento de la igualdad

     Este régimen promueve la corresponsabilidad entre los padres, lo que refuerza la idea de igualdad en las responsabilidades familiares y de crianza.

  • Mejora de la cooperación entre los padres

    La necesidad de tomar decisiones conjuntas y coordinarse puede favorecer una relación más colaborativa y menos conflictiva entre los progenitores.

Inconvenientes y posibles desafíos

A pesar de sus beneficios, la guarda y custodia compartida puede no ser siempre la mejor opción en todos los casos. Algunas de las posibles desventajas o dificultades son:

  • Conflictos entre los padres

    Si la relación entre los progenitores es conflictiva o tensa, la custodia compartida puede agravar las tensiones y afectar negativamente a los hijos.

  • Inestabilidad para los menores

     La constante alternancia entre dos hogares puede generar inestabilidad emocional en los menores, sobre todo si los padres no logran coordinarse bien en cuanto a rutinas, normas o actividades.

  • Dificultades logísticas

    La distancia entre los domicilios, los horarios laborales de los padres o las actividades escolares de los hijos pueden complicar la organización de la custodia compartida.

  • Adaptación de los hijos

     No todos los niños se adaptan fácilmente a este régimen. Es posible que algunos necesiten más tiempo o que prefieran pasar más tiempo en un hogar que en otro, dependiendo de sus necesidades emocionales y sociales.

¿Es la custodia compartida siempre la mejor opción?

La custodia compartida puede ser una excelente opción para muchas familias, pero no es adecuada en todos los casos. Cada situación familiar es única, y lo que puede ser beneficioso para unos niños puede no serlo para otros. Por eso, es crucial que los padres evalúen si cumplen con los requisitos necesarios y si este régimen es lo más adecuado para el bienestar de sus hijos.

En definitiva, el juez siempre decidirá en función del interés superior del menor, y aunque la custodia compartida es una opción cada vez más popular, no debe aplicarse de manera automática o generalizada. Lo más importante es garantizar que los niños crezcan en un entorno estable, afectuoso y adecuado a sus necesidades.

En conclusión, la guarda y custodia compartida puede ser una excelente opción para mantener un equilibrio entre ambos progenitores tras la separación o el divorcio, pero requiere una buena relación entre los padres, proximidad de los domicilios y una organización adecuada. En cualquier caso, el objetivo principal siempre debe ser el bienestar de los hijos, por lo que es importante evaluar si este modelo es el más adecuado en cada caso.